Cuando un divorcio entre un nacional español y un ciudadano perteneciente a otro país se celebra en el extranjero, el divorcio solo surtirá efectos en España desde su inscripción en el registro civil que corresponda.
Sin embargo, la inscripción no siempre puede ser automática, ya que depende de en qué país se haya dictado la sentencia de divorcio. Si la sentencia se dictó en un país que no pertenece a la Unión Europea, será necesario un trámite previo de reconocimiento por los tribunales españoles denominado exequatur.